Como he escuchado comentar sobre este tema, me permito expresar algo sobre un tema que me preocupa.
Mientras no se implemente otro sistema mejor, me parece bien que el Senado apruebe o rechace los ministros de la Suprema. Si así con este sistema, ese tribunal, está clara y absolutamente cargada y obsecuente con el gobierno actual, no es difícil imaginar lo que sería si los nombramientos no pasaran por el cedazo del Senado. Que en el Senado se pueda meter algo de la política en la designación, es algo inevitable. Acaso no tiene nada que ver con política el que se haya propuesto a los más "favorables" en las últimas dos designaciones, en que se propuso a los últimos de la lista, uno muy joven que prácticamente jubiló de por vida con un tremendo sueldo y otro hasta sancionado. No hay que ser muy astutos para darse cuenta porqué se les eligió a ellos, y porqué se ha postergado a otros con méritos de sobra.
Los que quieren ser ministros de la suprema deben estar dispuesto a ser auscultados con todas la de la ley, pues no son seres privilegiados. El sistema actual, como salta a la vista, que está diseñado para que el nombramiento sea consensuado, y si ello no se hace, siempre van a surgir este tipo de discusiones.
En el caso del último propuesto, basta ver quienes son la mayoría que lo defienden, para saber a quienes conviene esa persona que es partidaria de inaplicar leyes de la República, y aplicar lo que él denomina el derecho internacional incluso no escrito. Ese pensamiento escapa a nuestro sistema y de quien lo profesa se puede esperar cualquier cosa, pues considera apropiado hacer justicia conforme a sus particulares creencias. Ni siquiera me convencen los supuestos destacados méritos académicos que se le pretenden atribuir (en Chile hay muchos jueces con más méritos de esa índole). Más bien se ha destacado por ser irrespetuoso del sistema y con sus superiores, y poco humano con algunos de sus colegas, en lo valórico es bastante retrógrado, y no es algo para extrañarse que algunos tengan una suerte de temor a que quede en espera de la oportunidad para perjudicar a quien votó en su contra en el Senado.
Mientras no se implemente otro sistema mejor, me parece bien que el Senado apruebe o rechace los ministros de la Suprema. Si así con este sistema, ese tribunal, está clara y absolutamente cargada y obsecuente con el gobierno actual, no es difícil imaginar lo que sería si los nombramientos no pasaran por el cedazo del Senado. Que en el Senado se pueda meter algo de la política en la designación, es algo inevitable. Acaso no tiene nada que ver con política el que se haya propuesto a los más "favorables" en las últimas dos designaciones, en que se propuso a los últimos de la lista, uno muy joven que prácticamente jubiló de por vida con un tremendo sueldo y otro hasta sancionado. No hay que ser muy astutos para darse cuenta porqué se les eligió a ellos, y porqué se ha postergado a otros con méritos de sobra.
Los que quieren ser ministros de la suprema deben estar dispuesto a ser auscultados con todas la de la ley, pues no son seres privilegiados. El sistema actual, como salta a la vista, que está diseñado para que el nombramiento sea consensuado, y si ello no se hace, siempre van a surgir este tipo de discusiones.
En el caso del último propuesto, basta ver quienes son la mayoría que lo defienden, para saber a quienes conviene esa persona que es partidaria de inaplicar leyes de la República, y aplicar lo que él denomina el derecho internacional incluso no escrito. Ese pensamiento escapa a nuestro sistema y de quien lo profesa se puede esperar cualquier cosa, pues considera apropiado hacer justicia conforme a sus particulares creencias. Ni siquiera me convencen los supuestos destacados méritos académicos que se le pretenden atribuir (en Chile hay muchos jueces con más méritos de esa índole). Más bien se ha destacado por ser irrespetuoso del sistema y con sus superiores, y poco humano con algunos de sus colegas, en lo valórico es bastante retrógrado, y no es algo para extrañarse que algunos tengan una suerte de temor a que quede en espera de la oportunidad para perjudicar a quien votó en su contra en el Senado.
Lo que sí, procede, es que se estudie una reforma profunda a la C. Suprema, en cuanto a la forma de designación de ministros, en pos de designaciones transparentes, y que garanticen que los designados sean imparciales en el ejercicio de sus cargos. En cuanto a su número que en comparación con muchos otros países resulta excesivo, y en cuanto a la duración en el cargo, debe ser servido por un plazo razonable, digamos unos 8 años o máximo 12, para evitar el nepotismo y otras lacras, no es normal que una persona que es nombrada a los 48 años pueda estar allí hasta los 75. En fin debe idearse un sistema, ignoro cual, que impida que un gobierno que dura mucho tiempo pueda tener una corte totalmente favorable. Hoy el gobierno afortunadamente es democrático, y a mi juicio ha perdurado por sus méritos, pero no podemos desconocer que no es el ideal la obsecuencia, menos aún si recordamos que antes lo fue también bajo un gobierno de facto y dictatorial.
atte., Candelaria
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